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Archivos para Comunicación_Científica

The Lancet: Cinco medidas decisivas para transformar los sistemas de seguimiento de las enfermedades no transmisibles en Europa: “Lo que se mide, se prioriza”

Un nuevo documento de política sanitaria, publicado en The Lancet Regional Health – Europe, destaca las áreas clave para promover políticas basadas en datos con el fin de frenar la creciente carga de las enfermedades no transmisibles (ENT) y sentar las bases para una asistencia sanitaria más eficaz y equitativa en Europa.

El trabajo lo han desarrollado la Acción Conjunta sobre Enfermedades Cardiovasculares y Diabetes (JACARDI), la Acción Conjunta para la Prevención de Enfermedades No Transmisibles (JA PreventNCD) y la Oficina Regional de la OMS para Europa (OMS/Europa).

El Dr. Héctor Bueno, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), cardiólogo en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, Responsable del Grupo de Investigación Cardiovascular Multidisciplinar Traslacional y Coordinador del Área Cardiovascular del Instituto i+12, uno de los autores del documento que destaca que sin datos desglosados que reflejen las disparidades, las desigualdades siguen siendo invisibles y las políticas corren el riesgo de reforzar la exclusión.

La publicación, titulada “Fortalecimiento de los sistemas de vigilancia de las enfermedades no transmisibles en Europa mediante un enfoque colaborativo entre múltiples partes interesadas: una prioridad clave para avanzar en la elaboración de políticas basadas en datos”, llega en un momento crítico tras la Cuarta Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre las ENT y la Salud Mental.

Europa tiene una oportunidad única y la responsabilidad de volver a comprometerse con una gobernanza sanitaria basada en datos, con una inversión sostenida en sistemas resilientes de vigilancia de las ENT”, explican los autores de la publicación.

El Dr. Héctor Bueno, uno de los autores del documento y líder del grupo de trabajo de JACARDI sobre disponibilidad y calidad de datos, subraya la importancia de coordinar y reforzar los sistemas de información sanitaria para poder conseguir una monitorización continua, sistemática y estandarizada que permita garantizar políticas más eficaces y equitativas. “Para avanzar en la lucha contra las ENT, necesitamos sistemas de información que sean sólidos, inclusivos y sostenibles. Los datos no son solo cifras, son la base para diseñar políticas que reduzcan desigualdades y mejoren la salud de toda la población”.

Una llamada a la acción: cinco prioridades para 2025 y más allá

La publicación destaca cinco áreas críticas en las que es necesario actuar para que los sistemas de seguimiento sean más sólidos, justos y eficaces. En concreto, aboga por la recopilación de datos verdaderamente inclusivos y desglosados, de modo que las desigualdades sean visibles y puedan abordarse. Además, destaca la importancia de una gobernanza sólida, marcos jurídicos claros e inversiones a largo plazo para garantizar que los avances sean sostenibles.

Los autores sostienen que el seguimiento y monitorización también debe integrarse en la formulación de políticas en tiempo real, de modo que la información influya directamente en la responsabilidad y la toma de decisiones. Por otra parte, la sociedad, las comunidades, las personas con experiencia vivida y los grupos marginados deben tener una voz significativa en este proceso, asegurándose de que los datos reflejen las realidades vividas por las diferentes personas. Por último, el documento señala la necesidad de una colaboración más estrecha entre los distintos sectores, un mayor intercambio de conocimientos y un mayor desarrollo de capacidades para garantizar un impacto duradero.

La lucha contra las ENT es una de las cinco prioridades del Segundo Programa de Trabajo Europeo de la OMS/Europa, elaborado conjuntamente con 53 Estados miembros y configurado a través de amplias consultas públicas, en las que han participado profesionales de la salud, personas que viven con ENT y la sociedad civil. La eficacia de las medidas contra estas enfermedades depende de la calidad de los datos. Europa puede dar ejemplo y mostrar enfoques colaborativos e inclusivos junto con las principales partes interesadas, incluidas las acciones conjuntas de la UE, como JACARDI y JA PreventNCD”, afirmó el Dr. Gundo Weiler, director de la División de Prevención y Promoción de la Salud de la Oficina Regional de la OMS para Europa.

El reto: la brecha entre los compromisos y la realidad

Se estima que el 80 % de las ENT se pueden prevenir mediante políticas de salud pública eficaces y mediante estrategias de detección precoz. Esta cifra pone de relieve la urgente necesidad de un cambio de paradigma, pasando de un modelo centrado en el diagnóstico y el tratamiento a otro basado en la prevención, la promoción de la salud y el cribado basado en la evidencia.

A pesar de los grandes esfuerzos realizados en el ámbito de los compromisos internacionales, los avances a nivel nacional han sido desiguales. Los sistemas de seguimiento siguen estando fragmentados, dependen en exceso de proyectos a corto plazo o se enfrentan a retos como una gobernanza limitada y una inversión insuficiente. Esto ha creado una brecha crítica entre los ambiciosos objetivos mundiales y su traducción en políticas nacionales viables.

El documento publicado identifica las persistentes lagunas de datos, las debilidades estructurales y las oportunidades de innovación. También insiste en que el seguimiento no consiste solo en recopilar datos, sino en garantizar que la información se utilice en tiempo real para impulsar la equidad y la reforma de las políticas.

Lecciones de Europa

Los autores subrayan que, con demasiada frecuencia, los esfuerzos de seguimiento de las ENT han sido puntuales, dependientes de financiación externa o impulsados por defensores individuales. Esto ha dado lugar a una cobertura desigual, a la falta de coherencia entre países y a lagunas persistentes en lo que respecta a la salud de los grupos que viven en situaciones vulnerables, como migrantes, minorías y personas con discapacidad.

Sin datos desglosados que reflejen las desigualdades, estas seguirán siendo invisibles y las políticas corren el riesgo de reforzar la exclusión. Por ello, los autores sostienen que la equidad debe estar en el centro de todos los esfuerzos de seguimiento futuros.

Promover y generar datos más inclusivos es un imperativo moral y ético. Los datos deben desglosarse sistemáticamente por edad, sexo, género, geografía, situación socioeconómica, discapacidad, origen étnico y migratorio, para revelar las disparidades territoriales y permitir intervenciones basadas en el lugar”, explica la Dra. Benedetta Armocida, primera autora del estudio, miembro del Departamento de Enfermedades Cardiovasculares, Endocrino-Metabólicas y Envejecimiento del Istituto Superiore di Sanità-ISS, Roma (Italia) y coordinadora de JACARDI.

Debemos empezar a considerar los datos no solo como números, sino como reflejos de vidas y derechos humanos: cada dato cuenta una historia, y los datos cobran verdadero poder cuando cambian narrativas, amplifican las voces de quienes a menudo son ignorados y exigen responsabilidades a los sistemas. Los datos deben observarse de forma crítica y traducirse en políticas que refuercen los sistemas sanitarios. Sin un seguimiento inclusivo, las desigualdades estructurales permanecen ocultas y los más vulnerables siguen siendo invisibles: un dato, una vida, una oportunidad perdida cada vez”, añade la Dra. Armocida.

Al mismo tiempo, los autores destacan las innovaciones exitosas y las buenas prácticas que surgen de proyectos como JACARDI y JA PreventNCD, lo que demuestra que es posible avanzar cuando los compromisos van acompañados de una gobernanza clara, una inversión adecuada y una colaboración intersectorial.

En toda Europa ya vemos soluciones que funcionan. Las acciones conjuntas como JA PreventNCD y JACARDI ayudan a los países a armonizar métodos, compartir herramientas y aprender más rápidamente unos de otros. Así es como mejoramos la comparabilidad entre países y logramos que el seguimiento sea más útil para la prevención y la promoción de la salud, mostrando de forma más clara dónde persisten las desigualdades”, afirma el profesor Knut-Inge Klepp, del Instituto Noruego de Salud Pública de Oslo y coordinador científico de JA PreventNCD.

Aun así, Klepp insiste en que “debemos considerar el seguimiento como una infraestructura básica, no como una tarea adicional. Requiere una financiación estable, una gobernanza clara y la capacidad de producir datos oportunos e inclusivos. Si el seguimiento depende de proyectos a corto plazo o de defensores individuales, seguirá siendo desigual. Si se institucionaliza, puede orientar las prioridades y ayudar a mantener los avances a largo plazo”.

En definitiva, Europa tiene tanto la responsabilidad como la oportunidad de liderar la creación de sistemas de información sanitaria más sólidos e inclusivos que puedan servir de referencia mundial. Llevarlo a cabo será fundamental no solo para reducir en un tercio la mortalidad prematura por ENT para 2030, sino también para garantizar la equidad y la resiliencia en materia de salud ante los retos futuros. “Porque lo que se mide se prioriza. Lo que se desglosa se aborda. Y lo que se institucionaliza se puede mantener”, concluyen los autores.

FUENTE: CNIC

Ref: Benedetta Armocida, Hanna Tolonen, Ivo Rakovac, Beatrice Formenti, Jill Farrington, Allison Ekberg, Hector Bueno, Giovanni Capelli, Silvia Francisci, Morten S. Frydensberg, Ane Fullaondo, Linda Granlund, Yhasmine Hamu Azcarate, Torben F. Hansen, Emil Høstrup, Tomi Mäki-Opas, Luigi Palmieri, Markku Peltonen, Valentina Possenti, Marco Silano, Gundo Weiler, Kremlin Wickramasinghe, Edwin Wouters, Knut-Inge Klepp, Graziano Onder, Gauden Galea, Strengthening non-communicable diseases monitoring systems in Europe through a multistakeholder collaborative approach: a key priority for advancing data-driven policymaking, The Lancet Regional Health – Europe, Volume 61, 2026, 101553, ISSN 2666-7762, https://doi.org/10.1016/j.lanepe.2025.101553 

Un estudio del Instituto de Investigación i+12 revela que unas células del sistema inmune predisponen a sufrir patologías como Alzheimer y tumores cerebrales a partir de los 57 años

Un estudio del Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre (Instituto i+12) de la revela que unas células del sistema inmune predisponen a sufrir patologías como Alzheimer y tumores cerebrales justo a partir de los 57 años, debido a la disfunción de la barrera hematoencefálica que protege el Sistema Nervioso Central. Esta disfunción estaría causada por el proceso de envejecimiento cerebral que experimenta cambios significativos a esa edad, abriendo la puerta a células inmunitarias defectuosas. El trabajo publicado en Ebiomedicine sugiere que actuar sobre estas vías podría ofrecer estrategias terapéuticas.

Los análisis moleculares revelaron que tanto la disfunción de la barrera, cuya función es proteger al sistema nervioso del paso de sustancias nocivas, como la integridad de las conexiones neuronales están alterados en el envejecimiento cerebral y son responsables de la progresión de la Enfermedad de Alzheimer y los tumores cerebrales. Según el Dr. Ricardo Gargini, investigador Miguel Servet del grupo de investigación Neuro-oncología del i+12 y del departamento de Anatomía Patológica del Hospital 12 de Octubre, “identificamos procesos de envejecimiento inmunológico caracterizados por un desequilibrio en las señales inflamatorias en la barrera protectora, lo que promueve la entrada al cerebro de células inmunitarias defectuosas».

Estas células llamadas mielodes supresoras TREM2+/TIM3+ impulsan la capacidad de los tumores de no ser detectados y eliminados por el sistema inmunitario en el cerebro, favoreciendo así el desarrollo de estas enfermedades. “Hemos observado que el pico más alto de estos cambios significativos en el proceso de envejecimiento se produce a los 57 años”, explica. “En el caso de los gliomas, los datos hablan de una supervivencia de 1.525 días cuando la disfunción de la barrera hematoencefálica es alta, frente a una supervivencia de 4.084 para pacientes con disfunción baja de la barrera hematoencefálica”, añade.

Según las conclusiones del estudio, los hallazgos sugieren que actuar sobre estas vías podría ofrecer estrategias terapéuticas para mitigar las patologías del Sistema Nervioso Central asociadas al envejecimiento y caracterizadas por neuroinflamación tóxica y disfunción de las células mieloides. La coautora del estudio, Berta Segura del grupo de investigación Neuro-oncología del i+12 y del departamento de Anatomía Patológica del Hospital 12 de Octubre, explica que “la reactivación del sistema inmunológico envejecido con anticuerpos contra TIM3 podría prevenir el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer y los tumores cerebrales”.

El estudio utiliza técnicas de secuenciación masiva, herramientas bioinformáticas y una cohorte de pacientes con glioma y enfermedad de Alzheimer, así como modelos animales para analizar la disfunción de la barrera hematoencefálica y la pérdida neuronal.

FUENTE: Noticias H12O

El i+12 participa en «Proyecto Molecular», el más ambicioso de los becados por la Fundación Mutua Madrileña

El Instituto de Investigación i+12 participa, a través de la Unidad Mixta con el Hospital 12 de Octubre, y de los doctores Ramón García-Escudero y Sonia del Marro, del grupo de Oncología Genitourinaria y Celular y Molecular en el «Proyecto MOLECULAR», el más ambicioso de los becados por la Fundación Mutua Madrileña, dentro de sus XXII Ayudas a la Investigación Médica.

El “Proyecto MOLECULAR” es un trabajo colaborativo en el campo de la oncología en el que participan equipos de cinco comunidades autónomas distintas. El objetivo es desarrollar un modelo multiómico y de inteligencia artificial (IA) para la predicción y el tratamiento personalizado del cáncer de cabeza y cuello localmente avanzado, un tumor cuya supervivencia global a cinco años es de alrededor del 50 por ciento.

En España se diagnostican alrededor de 9.000 nuevos casos al año, según el Observatorio del Cáncer de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Este ambicioso proyecto pretende abordar clínicamente estos tumores mediante varias herramientas innovadoras: biopsia líquida, enfoques multi-ómicos que combinan datos genómicos, transcriptómicos y epigenéticos y modelos predictivos basados en IA.

«Proyecto MOLECULAR» se coordinará desde el Instituto de Investigación Sanitaria (IIS) INCLIVA, del Hospital Clínico Universitario de Valencia. En él, además del Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre (Instituto i+12), también colaborarán profesionales del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS) de Santiago de Compostela; el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA) y del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) Barcelona.

El acto de entrega ha tenido lugar en Madrid y en total han sido beneficiados 23 nuevos proyectos, en los que participan investigadores de 18 centros de 9 comunidades autónomas diferentes, que se desarrollarán en las áreas de los trasplantes, enfermedades raras infantiles, las lesiones graves traumatológicas, la oncología y la salud mental infanto-juvenil.

Los proyectos de investigación han sido seleccionados por el comité científico de la fundación, que preside el doctor Rafael Matesanz, y del que forman parte los doctores Ana Lluch, Enriqueta Ochoa, Miguel Caínzos, Antonio Torres y Fernando Marco.

Forman parte también del equipo de investigación del i+12 en este proyecto Corina Lorz (Biomédica), Ramon Gutierrez (Cirujano Maxilofacial), Alejandro Alarcón (Cirujano Maxilofacial), y Maria Claudia Mota (Otorrinolaringologa).

 

FUENTE: Noticias H12O

Un nuevo equipamiento convertirá al Instituto de Investigación del 12 de Octubre en el mejor dotado tecnológicamente para el análisis y detección de enfermedades mitocondriales

El Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre (Instituto i+12) contará con un nuevo equipamiento para estudiar las alteraciones del metabolismo en enfermedades raras mitocondriales, consistente en tres grandes equipos que lo convertirán el mejor preparado tecnológicamente para la detección de este tipo de enfermedades. Esta innovación será posible gracias a una ayuda para dotación estructural concedida por la Fundación Ramón Areces, dentro de una de las dos líneas del Programa PINERA de 2024, cuyo objetivo es impulsar la investigación de enfermedades raras.

Los equipos permitirán estudiar la función de las mitocondrias -estructuras dentro de las células- que se encargan de generar la mayor parte de la energía que la célula necesita. El consumo de oxígeno indica cómo se produce la oxidación de los nutrientes y cuánto de energía está produciendo la mitocondria. Para ello, analizarán y medirán ese consumo. Los datos aportados por este parámetro servirán para conocer, tratar y diagnosticar con más precisión la existencia de enfermedades mitocondriales en el futuro.

Estas enfermedades son un grupo heterogéneo y están provocadas por mutaciones genéticas que impiden el correcto funcionamiento de las mitocondrias como “centrales productoras de energía. Cuando esto falla, las células no disponen de suficiente energía para realizar sus funciones como crecer, dividirse, regenerar los tejidos etc…Ello origina estas patologías raras y crónicas que cursan con muchos síntomas al afectar al sistema nervioso, los músculos, los órganos y los tejidos con mayores necesidades energéticas”. Lo explica la coordinadora científica de este proyecto María Jesús Morán Bermejo, del grupo de investigación en  Enfermedades Raras, Mitocondriales y Neuromusculares del Instituto de Investigación i+12.

Para la doctora Morán Bermejo “poder medir con precisión y mucha sensibilidad cómo están funcionando las mitocondrias utilizando plataformas que permiten hacer medidas múltiples es muy importante para analizar los efectos biológicos de nuevas mutaciones que puedan identificarse durante el proceso diagnóstico de pacientes con estas enfermedades. Estos equipos nos harán ganar una potencia técnica muy importante. Suponen un salto fundamental en la calidad y por tanto en el resultado de los estudios científicos y en la velocidad, porque permiten analizar muchas muestras a la vez, y también distintos aspectos, como ver el efecto de los tratamientos. Es decir, se trata de una tecnología muy versátil”. “Este equipamiento puntero –continúa- seguramente nos convierta en el Instituto de Investigación con mejor dotación tecnológica para analizar el metabolismo mitocondrial y la detección de las enfermedades mitocondriales”.

El Hospital 12 de Octubre es centro de referencia nacional para el diagnóstico y tratamiento de pacientes con este tipo de enfermedades, independientemente de su comunidad autónoma de origen.

 

FUENTE: Noticias H12O

Un estudio liderado por investigadores del Instituto i+12 evidencia la necesidad de replantear los tratamientos para la adicción al alcohol

Un estudio liderado por investigadores/as del Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre (Instituto i+12) pertenecientes al Servicio de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre (H12O), en colaboración con la Universidad Miguel Hernández, concluye que dos años después de finalizar un programa de tratamiento, las personas con dependencia alcohólica moderada o grave siguen mostrando una elevada reactividad ante estímulos relacionados con el alcohol y están en riesgo de recaída. El trabajo, que ha analizado para ello los niveles de cortisol, apunta a la necesidad de revisar tanto la duración como el enfoque de los tratamientos actuales implementando los programas de apoyo a la recuperación. Este estudio ha sido publicado en la revista Frontiers in Psychiatry‘.

Según Gabriel Rubio, responsable del Área de Neurociencias y Salud Mental del Instituto i+12, jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre y catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid, es posible evaluar la presencia de ciertos marcadores biológicos de la adicción. En este estudio, se ha tenido en cuenta la respuesta al cortisol cuando los pacientes observaban imágenes relacionadas con el alcohol. “Es sabido que el cortisol es una hormona que el cuerpo libera en situaciones de estrés. Los resultados indican que la reactividad hacia las imágenes de alcohol y los niveles de cortisol antes y después de su visualización no se modifican significativamente ni siquiera tras años de abstinencia” explica el doctor Rubio, para quien “este tipo de respuesta ocurre de forma automática, sin necesidad de que la persona tenga deseos conscientes de beber”.

El problema no es tanto tener “altos niveles de cortisol” explica el responsable del Área de Neurociencias del i+12, como que el sistema de respuesta al estrés no funciona adecuadamente. Este patrón de respuesta, conocido como blunted cortisol response, es un indicio de sobrecarga del eje del estrés.  “Es decir, una persona con adicción al alcohol, aunque está en abstinencia, tiene activada de forma permanente su respuesta de estrés, lo que facilita que priorice el consumo de alcohol y aumente el riesgo de recaída”.

En el mismo sentido, el profesor de Farmacología Jorge Manzanares, quien realiza su investigación en el Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas -CSIC-, subraya que “el cortisol es un buen indicador del impacto que tiene un estímulo en nuestro cuerpo, y hemos observado que su concentración aumenta cuando una persona se expone a imágenes o situaciones que su cerebro relaciona con el alcohol”. Añade, además, que esta alteración era más marcada en hombres y en personas que habían tenido recaídas durante el proceso, lo que sugiere que la vulnerabilidad al estrés puede mantenerse con el tiempo. “Considerando que medir el cortisol en saliva es un procedimiento sencillo y poco invasivo, podría utilizarse como herramienta para identificar quiénes tienen más riesgo de sufrir recaídas o problemas médicos relacionados con el estrés crónico”, apunta Manzanares.

En este estudio se evaluaron 154 pacientes del Programa de Tratamiento del Alcoholismo del Hospital Universitario 12 de octubre (Madrid) en dos momentos: al inicio del tratamiento y dos años después de finalizarlo. Los síntomas de ansiedad, depresión e impulsividad disminuyeron con el tiempo. Por el contrario, los niveles de reactividad a estímulos visuales relacionados con el alcohol y la respuesta del cortisol se mantuvieron estables. Además, los pacientes seguían presentando diferencias marcadas respecto a un grupo control de personas sin problemas de adicción.

Gabriel Rubio destaca que estos datos confirman el carácter crónico del Trastorno por Uso de Alcohol: “Los resultados subrayan que dejar de beber no significa haberse recuperado de la adicción. Las huellas que deja el alcohol en el cerebro requieren estrategias de recuperación sostenidas en el tiempo, al menos durante cinco años, y personalizadas”. Según el experto, es crucial implementar programas de continuidad de cuidados que apoyen a las personas en recuperación en su entorno habitual, para evitar recaídas y consolidar una recuperación basada en valores.

Este trabajo ha sido financiado por el proyecto PI22/00355 del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), cofinanciado por la Unión Europea. También ha contado con el apoyo de la Oficina Regional de Salud Mental de la Comunidad de Madrid, la Federación de Ex-Alcohólicos de la Comunidad de Madrid y la Red de Investigación en Atención Primaria de Adicciones (RIAPAd). El Instituto de Neurociencias UMH-CSIC, donde se ha llevado a cabo parte del estudio, cuenta con la distinción Centro de Excelencia Severo Ochoa (CEX2021-001165-S).

Referencia bibliografica: Rubio, G., Marin, M., Martín-Arriscado Arroba, C., Rubio-Escobar, E., Arias, F., Torregrosa, A. B., & Manzanares, j. Changes in neurobiological markers of reactivity to alcohol-related stimuli in alcohol-dependent patients after two years of treatment. Frontiers in Psychiatry,16, 1613169. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2025.1613169

 

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